sábado, 31 de mayo de 2008

LA SUPUESTA RETIRADA QUE NO FUE DE BUNGE & BORN

http://www.clarin.com/suplementos/economico/98-05-31/o-00401e.htm



La retirada final del grupo Bunge & Born




La historia secreta de la decisión de vender Molinos y las empresas de alimentos de Bunge & Born. El rol del management y los accionistas



DARIO DATRI y ANDRES BORENSTEIN



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Secretos



El adiós a Molinos



Golpe de timón en las estrategias de Bunge











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REUNION DE FAMILIA. El viernes 22, más de cien descendientes de Ernesto Bunge y Jorge Born se reunieron en este lujoso hotel, de Nueva York, para decidir la venta de todas las empresas alimentarias del holding, incluyendo a Molinos.









Como la mayoría de los negocios trascendentes de estos tiempos, la decisión de vender las empresas alimentarias de Bunge & Born se tomó en el corazón de Nueva York. El viernes 22, en las suites del hotel Rihga Royal, uno de los más altos de Manhattan, ubicado en el número 151 de la calle 54, cien accionistas europeos, norteamericanos, brasileños y argentinos de Bunge International Ltd. definieron la retirada del holding de todas aquellas ramas de negocios que no sean la venta de commodities y sellaron la suerte final de la corporación familiar más poderosa del siglo en la Argentina, la de los descendientes de Ernesto Bunge y Jorge Born. Cuando vendan Molinos Rio de la Plata, un proceso que puede demorar ocho meses, de Bunge & Born S.A., un holding que alguna vez controló cuarenta empresas y fue el símbolo del poder económico en la Argentina, quedará apenas el edificio de Lavalle y 25 de Mayo.



Los intereses locales de la corporación en el sector commodities seguirán a cargo de Guipeba, una procesadora de soja con plantas sobre el Paraná. Guipeba es una subsidiaria de Ceval Alimentos, la gran compañía brasileña de soja de Bunge International Ltd.



A principios de mayo, los principales accionistas aceptaron la propuesta de venta formulada desde los headquarters de Bunge International en San Pablo, sede de la oficina de Oscar de Paula Bernardes Neto, CEO de la corporación. La sexta generación descendiente de los Bunge, comerciantes de granos que empezaron sus negocios en Amsterdam, en 1818, tomó la determinación de vender por las presiones competitivas en el mercado global de los alimentos elaborados, pero también como un mecanismo que les permitirá cobrar inmensos dividendos provenientes de la liquidación de empresas valuadas en más de 3.000 millones de dólares. Fuentes de una consultora muy importante confirmaron a Clarín que una parte importante de los ingresos por las ventas de las empresas no alimentarias de Bunge y Born S.A (más de 450 millones de dólares) fueron a parar a las arcas de los accionistas y no solamente a la restructuración de Molinos.



La distancia entre las familias, las disputas y las dificultades para armonizar intereses particulares con decisiones gerenciales completaron la lista de factores que empujaron la puesta en venta de Santista, Molinos, Gramoven y todas las compañías de Bunge Australia.



Además, para los accionistas, empresas como Molinos y Santista representan un alto patrimonio que está dando una baja rentabilidad. "Si Molinos ganara 70 millones por año, las internas se taparían", señaló a Clarín un consultor de empresas alimentarias.



Clarín reconstruyó la historia de la asamblea que votó la venta de Molinos, quiénes fueron los que negociaron en nombre de los accionistas, cómo reaccionaron ante la decisión los gerentes de las compañías en venta y cómo influyeron las disputas entre los accionistas para forzar la oferta de las empresas. Más de una docena de fuentes, entre ex presidentes de Bunge, gerentes actuales y pasados, analistas, consultores y abogados, muchos de los cuales revelaron intimidades del grupo pero con la condición de no ser identificados, aportaron la información para esta investigación.



La historia secreta



"Es lógico que esto pase en un holding con decenas de accionistas que quieren plata para hacer sus propios negocios, personas que ni se conocen y no tienen ningún mecanismo de liquidez en empresas de capital cerrado como son las de Bunge", dijo a Clarín un ejecutivo del grupo, que aún no sale de su asombro por la decisión de venta. Más allá de la sorpresa de varios gerentes de empresas de Bunge en Venezuela, Brasil, Australia y Argentina, que se enteraron por los diarios de la venta de las compañias que comandan, lo cierto es que el voto de los accionistas arroja por la borda la extrategia presentada dos años atrás, cuando se consolidaron en Bunge International Ltd. todos los negocios de la compañía. En ese momento, Bunge apostó a reforzar el peso de sus empresas de elaboración de alimentos, desprendiéndose de los negocios no integrados a esa rama, como las pinturas o las petroquímicas. "En 10 años estaremos en farináceos y aceites. Con marcas, desde luego", dijo en abril del 96 Octavio Caraballo a Clarín, cuando acababa de asumir el puesto de chairman en la recién formada Bunge International Ltd.



El viernes pasado, rodeados de espejos con marcos de bronce, los cien accionistas descendientes de los Bunge, los Born y los Hirsch y otros fundadores ocuparon el salón del segundo piso del Hotel Rihga Royal para confirmar con su votó la apuesta que regresa la compañía a las fuentes: trading de granos y procesamiento de aceite de soja. En un ambiente con aroma a café, muros enchapados en madera oscura y lámparas neo art decó, los accionistas pusieron punto final a las actividades industriales del holding. También decidieron que la venta del conglomerado de empresas recaiga en las viejas oficinas de Madison y 23, sede del banco Credit Suisse First Boston, el mismo que Domingo Cavallo eligió para vender YPF, y el propio Bunge para vender las pintureras Alba, Coral e Inca.



Sin embargo, la decisión de vender el bloque de alimentos elaborados no fue la única alternativa que barajaron los accionistas de Bunge. En 1997, se estudió un plan que de concretarse fusionaría todas las compañías que ahora se venden y se abriría el capital en alguna de las bolsas norteamericanas y así paulatinamente Bunge International reduciría su participación y conseguiría el cash que desean sus accionistas. Sin embargo la telaraña jurídica internacional que significaría un cambio de esa envergadura hizo desistir a los cerebros del holding de esta operación y empezaron a pensar en lo que desembocó en el acuerdo alcanzado a principios de mayo: vender.



La rama argentina



En Argentina, donde la relación entre los principales accionistas no es precisamente la mejor, la tarea de alcanzar el consenso de las familias propietarias recayó en Gustavo Caraballo, el tiastro de Octavio, que en los setenta fue jefe del Gabinete de Asesores del presidente Cámpora e íntimo colaborador y abogado de José Ber Gelbard, el último ministro de Economía de Juan Domingo Perón. Según contó a Clarín un ex presidente de Bunge, Caraballo, actual asesor de asuntos legales del directorio de Bunge & Born S.A., fue una pieza clave para lograr la sintonía entre accionistas como los hermanos Juan y Jorge Born, distanciados desde la asociación de Jorge con Rodolfo Galimberti en una empresa de audiotexto. Galimberti formó parte del grupo comando que en 1974 secuestró al propio Jorge Born y a su hermano Juan, por el cual la organización Montoneros cobró 60 millones de dólares pagados por Bunge & Born S.A.



También entre Octavio Caraballo y los hermanos Born la relación es difícil. El apoyo que Jorge Born brindó en 1989 a Carlos Menem, cuando el grupo B&B puso a Miguel Roig y Nestor Rapanelli al frente del equipo de hombres que manejó el Ministerio de Economía hasta diciembre de ese año, generó una crisis interna en la corporación, que llevó a que Octavio ocupara el sillón de presidente de Bunge & Born. Desde entonces, no fueron pocas las veces que Juan Born y Octavio se cruzaron a través de entrevistas periodisticas y cartas de lectores.



Las disputas, sumadas a los intereses muy diferenciados de un grupo de accionistas que en Argentina alcanzan los treinta, conformaron el clima para que prosperara la propuesta de venta, que, de acuerdo a fuentes del grupo, se gestó en las oficinas ejecutivas del holding en San Pablo y después entró en consideración de los accionistas. La política de los accionistas estaría orientada a reartir la mayor cantidad de fondos posibles. Tras dos años magros, en 1996 los accionistas recibieron 179 millones de dólares de dividendos.



En los headquarters paulistas, según esas mismas fuentes, la compra de la sojera Ceval (una empresa con una deuda de corto y largo plazo por 2.144 millones de dólares), atada a los problemas de Santista para competir en el mercado brasileño de los alimentos elaborados (perdió 38 millones de dólares en 1997), disparó la propuesta de venta que hicieron llegar los managers a los accionistas pocos meses antes de la asamblea del viernes en el hotel que usa el premier israelí Benjamin Netanyahu cuando viaja a Nuevo York.



Con la compra de Ceval, empresa a la cual se sumaron varias unidades de negocios de commodities de Santista, Bunge International se consolidó como el tercer procesador mundial de soja y trader de granos del mundo: el 40 por ciento de las ventas en ese segmento provienen de Ceval. Por eso, los gerentes de las alimenticias miran hacia el costado de Ceval cuando buscan explicaciones económicas a la propuesta de venta formulada por el management a los accionistas.



Por otra parte, la integración de la rama argentina Bunge & Born S.A. a un holding internacional con fortísima presencia en el negocio de los granos, dejó a las compañías locales a contracorriente de los negocios globales: mientras en el conjunto del holding las dos terceras partes de las ventas provienen del trading de granos y el procesamiento de soja, en Argentina, más del 90 por ciento de los ingresos totales provienen del segmento de alimentos elaborados (Molinos). De allí que la determinación de venta deja a la rama argentina sin empresas ni ingresos, aunque, obviamente, los accionistas mantendrán su participación de alrededor del 20 por ciento en el holding Bunge International Ltd, basado en las islas Bermudas.



El misterio de B&B



Mientras la tendencia mundial en el mundo de las empresas es abrir su capital al público, Bunge International continúa siendo una compañía cerrada y su listado de accionistas es un verdadero misterio que los voceros del grupo esconden en el eufemismo de "los accionistas de Europa o Estados Unidos". En la rama argentina se sabe que hay dos familias preponderantes que son los Hirsch y los Born. Los de La Tour son los terceros en importancia y por años fueron los árbitros entre las principales familias que se alternaron la conducción hasta que Octavio Caraballo (sobrino de Elena Hirsch) le pasó la posta a Angel Perversi. Los de La Tour son en realidad descendientes de la familia Oster, antiguos integrantes de B&B.



Además de estas tres grupos que no son tan homogéneos hay otras familias con porciones mmuy pequeñas. Los Jacobi que viven en San Pablo; Andrew Edward Widderson, descendiente de los Bunge y represetante de varios accionistas europeos y la familia Huffmann. En el exterior los más conocidos son el conde Arthur Cornet y la familia Branch de París.



Muchos de los accionistas tienen representantes que monitorean la gestión de las compañías, pero todos van personalmente a las Asambleas. Las últimas dos reuniones anuales se hicieron en Nueva York porque es lo más cómodo para los que viajan de Brasil, Argentina o Europa. Además de la asamblea anual, los enigmáticos accionistas de Bunge International se encuentran cada tres meses en distintos lugares del mundo.



Otro de los enigmas de Bunge es la compleja relación entre Bunge y Born S.A con las otras empresas del holding. La versión oficial es que funcionaron como empresas totalmente separadas hasta que a medidados de los 90 se unieron todos los descendientes de los fundadores y la rama argentina vendió Bunge y Born Argentina a cambio de una participación en el holding Bunge International LTD. Evidentemente esta historia es cierta y está parcialmente documentada en los balances de la holding inscripta en Bermuda. Sin embargo, varias allegados dijeron a Clarín que antes de esta operación había relaciones no muy claras entre los accionistas de las otras ramas de Bunge. Un ejemplo conocido es el del ex ministro de Economía y ex CEO de Bunge en Argentina Nestor Rapanelli, quien trabajó un tiempo en Gramovén, en Venezuela en la década del 80.



La sorpresa



La decisión de los accionistas fue tomada en el maximo sigilo. Ninguno de los miles de empleados de Molinos en Argentina, ni sus principales ejecutivos se enteró de la noticia hasta después de terminada la asamblea en Nueva York. El propio presidente de Bunge y Born S.A., Salvador Carbó, reconoció que la información le fue transmitida recién al final de la asamblea de accionistas. La cúpula de Molinos, con Jorge Castro Volpe a la cabeza se reunió el lunes pasado (aunque fue feriado) y el presidente transmitió la noticia a los gerentes más importantes para que no se enteraran por el diario. Luego los ejecutivos senior transmitieron la noticia telefónicamente al segundo escalafón de gerentes, señaló a Clarín uno de los que se enteró por teléfono el lunes a la noche.



En Molinos, así como en las alimentarias de Brasil, Venezuela y Australia, la sorpresa de los gerentes por el timing de la decisión de vender esas empresas contrasta con las explicaciones de Oscar Bernardes, director ejecutivo del holding, y Ludwig Schmitt-Rhaden, sucesor de Octavio Caraballo como chairman de Bunge International: los gerentes creen que Bunge se da por vencida en la batalla por transformar las marcas de productos de consumo masivo de Bunge en nombres con referencia mundial, en cambio, los accionistas y el board de directores dicen que vendiendo Molinos, Santista, Gramoven y Bunge Australia lograrán reforzar la presencia del holding en el core business histórico: la venta de granos.



Bunge, con 37.000 empleados, es uno de los mayores comercializadores de commodities y el tercer mayor productor de soja procesada del planeta. De los 13.000 millones de dólares de facturación anual, más de 8.000 millones provienen de trade y la elaboración primaria de la soja, el resto, algo menos de 4.000 millones de dólares, lo aportan las alimentarias en venta.



"Tienen que salir de algo si quieren financiar las deuda de aquello en lo que se quedan -dijo un consultor que trabajo con Molinos- Por eso no es una decisión tomada en base a la rentabilidad de las empresas que se venden, sino a Molinos la deberían haber vendido hace 20 años". En los pasillos de la mayor empresa argentina de alimentos, productora de marcas como Cocinero, Blancaflor, Ri-K, Vienísima, Ideal, Vitina o Exquisita, leyeron sorprendidos la entrelínea de algunos argumentos usados para explicar la venta: la baja rentabilidad de una empresa que facturó 1.363 millones de dólares en 1997, pero ganó apenas 7,8 millones. "Molinos ganó 30 millones en promedio de los últimos 3 años contra 5 millones de promedio entre 1983 y 1993, así que no pueden decir que la venden por que la rentabilidad es baja", se defendió un ejecutivo.



Sin embargo, es cierto que los informes elevados a las oficinas de Sao Paulo, donde se describía un escenario crecientemente competitivo para Molinos, con margenes de rentabilidad decrecientes en los próximos 4 años, puede haber ayudado a convencer a los responsables del holding internacional y sus accionistas de la conveniencia de vender. En Argentina, un mercado muy competitivo por el rol de los supermercados, pero con altos niveles de consumo en relación al resto de latinoamerica, Molinos es una empresa de alto valor estratégico para cualquiera de los grandes del mundo de los alimentos: Danone, Kraft, Nabisco, Nestle, Unilever. Según los bancos de inversión, podrían pagar 1.100 millones de dólares por la compañía.



"Nadie estaba diciendo que esperabamos una catastrofé, sino presión de margenes -dijo a Clarín un asesor de marketing de Molinos-. Lo que había que tener era un convencimiento estratégico de quedarse en el negocio. Y no lo tuvieron".



La revolución de Molinos



Tras el paso de Bunge & Born por Economía, la gestión de Octavio Caraballo incluyó la contratación de la consultor a McKinsey, que recomendó la reorganización del grupo, incluyendo la venta de todas las empresas no integradas al complejo alimentario y el reforzamiento del sector de alimentos elaborados. Fue el comienzo del "turn around" de Molinos.



En 1991 personalmente Octavio Caraballo contrató a la consultora Mc Kinsety cuya receta significó en ese momento una apuesta fuerte a los alimentos. Se inició un proceso de head hunting por el cual repatriaron a Perversi como CEO y convencieron a Jorge Castro Volpe para que salte de Pepsi a Molinos. Desde entonces, esta compañía fue centralizando todas las actividades de B&B en el rubro. Se incorporaron Tres Cruces, Matarazzo y otras compañías que funcionaban independientemente. Además, Molinos absorbió a Bunge Comercial la trading de commodities que dio origen al grupo en la Argentina.



En este marco Molinos optimizó sus procesos industriales y se agrandó. En 1995 compró los jugos Pindapoy y a fin del año pasado se quedó con Granja del Sol, pagada 60 millones de dólares a uno de sus rivales mundiales, la norteamericana Cargill. La idea era combinar una cartera de productos maduros (de baja rentabilidad) que están entre los más tradicionales de Molinos con otros en lo que se espera un crecimiento exponencial como el caso de la línea de congelados, en donde actua Granja del Sol.



Sin embargo, los resultados no fueron buenos desde el comienzo y se desbarrancaron en 1997. En el 95 habían ganado 50 millones gracias a la suba en el precio de los granos que tenían estoqueados. En el 96 la utilidad cayó a 20 millones. En 1997, 7 millones sonaron muy escasos para los accionistas. Los analistas bursátiles explican varios factores que erosionaron la rentabilidad de Molinos: El dólar alto hizo que que las exportaciones a Europa ya no dejen tanto margen.



La creciente participación de los supermercados también le generó menores márgenes.



Agunas de sus marcas perdieron participación de mercado.



La evasión de algunos competidores menores fue un problema que no pudieron solucionar y quedó expresado en el discurso que Salvador Carbó dio la semana pasada en Adeba sin saber lo que tramaban los accionistas de Bunge.



¿Apuestan a los granos?



El anuncio de la venta de Molinos no hizo otra cosa que reforzar una hipotesis de analistas de mercado, que varios ex gerentes de Bunge & Born explicaron a Clarín: la retirada de los herederos de la casta belgaholandesa no terminaría en el negocio de los granos, sino que sería parte de un proceso de liquidación total de los bienes del holding internacional.



En esa línea de interpretación, la decisión de vender todas las empresas productoras de alimentos elaborados rompe la lógica de la estrategia de integración vertical de todos los negocios alimenticios del grupo adoptada desde 1993. Para los analistas, Bunge fue coherente con el consejo de las consultoras al vender las empresas no alimentarias ((Alba, en 1996 a ICI por 390 millones, Petroquímica Río III a Piero por 48 millones, Compañía Química a Procter & Gamble en 1993 por 48 millones, Centenera a Córpora en 1995 por 30 millones), y al mismo tiempo transformar a Molinos en un gigante con decenas de marcas de consumo masivo liderando los ranking de participación de mercado. Pero ahora, después de haber peleado duramente para adquirir empresas alimentarias en Australia, Brasil y Argentina, la retirada genera sospechas de un repliegue aún mayor. Algunos ex Bunge dicen que si no vendieron Serrana es porque todavía no consiguieron comprador. Sin embargo en Bunge lo desmienten: voceros del holding en Brasil dijeron a Clarín que la productora de fertilizantes es muy importante para Ceval.



Pero los que conocen a accionistas clave como Octavio Caraballo o Jorge Born dicen que ellos tienen las energías puestas en sus negocios personales que en casi todos los casos involucran actividades agropecuarias. Por eso quienes pasaron años en Bunge aseguran con melancolía que esta es sólo una etapa más en el proceso de desmantelamiento del antiguo holding de 180 años de vida y 114 en la Argentina.

martes, 27 de mayo de 2008

BUNGE & BORN Y MARIO HIRSCH

Secuestradores y Sojeros, pésima combinación


Luis Agüero Wagner - 27.05.2008 03:37

Ya el 19 de septiembre de 1974 un incidente en una avenida no muy alejada del centro de Buenos Aires demostró que los acaudalados traficantes de granos y directivos de empresas agroalimentarias no podían mantenerse siempre en las sombras, ocultando el origen de sus riquezas y su poderío.

Claudia Russer, Presidenta de la Asociación de Productores de Soja de Paraguay señaló este lunes que los dirigentes campesinos están inmersos en un trabajo para provocar un estado de tensión que puede tener consecuencias sumamente desagradables, ya que existirían grupos armados operando bajo la fachada de organizaciones de lucha por la tierra. La dirigente de los sojeros también señaló que el discurso del presidente electo Fernando Lugo es tanto o más peligroso que entrar armado en una propiedad privada, insinuando perspectivas de un enfrentamiento con fuerzas políticas de consecuencias insospechadas y con inquietantes antecedentes en la historia de la región.

Ya el 19 de septiembre de 1974 un incidente en una avenida no muy alejada del centro de Buenos Aires demostró que los acaudalados traficantes de granos y directivos de empresas agroalimentarias no podían mantenerse siempre en las sombras, ocultando el origen de sus riquezas y su poderío en una época en que la publicidad y la prosperidad empezaban a caminar juntas.

Un destacamento de montoneros, grupo radicalizado que reivindicaba la herencia ideológica del extinto presidente Juan Domingo Perón, secuestró a Jorge y Juan Born, de 40 y 39 años respectivamente, nietos del socio fundador de la compañía Bunge y Born y herederos de su poder y su fortuna. En marzo de 1975, fue liberado Juan Born, y el 18 de junio fue presentado Jorge en una conferencia de prensa secreta donde expuso puntos de vista el líder insurgente Mario Firmenich.

Bunge aceptó todas las condiciones, que incluían distribución de alimentos gratuitos en villas de emergencia y reivindicaciones explícitas de Juan y Eva Perón en las instalaciones de la empresa. La suma de 60 millones de dólares que debió pagar la compañía en concepto de rescate es la más elevada de la historia de los secuestros.

El millonario Mario Hirsch, cabeza del grupo Bunge y Born era amigo personal del dictador Onganía, además de eterno conspirador contra la estabilidad de gobiernos nacionalistas en la región. Investigaciones periodísticas posteriores lo vinculan a campañas de desestabilización contra el presidente nacionalista boliviano, general Alfredo Ovando.

Los montoneros denunciaron que los hermanos Born habían confesado que los presidentes argentinos consultaban con Hirsch antes de elegir miembros de su gabinete o establecer políticas económicas. También hicieron público todo el dinero que Bunge canalizaba hacia la política argentina, y que un ex ministro de economía había asesorado a la empresa sobre la manera de eludir la ley que limitaba a los monopolios acopiadores de granos en el país.

Pero lo más asombroso de las denuncias era la documentación sobre los vastos alcances de Bunge, respecto de su capacidad para influenciar la economía argentina, para afectar la dirección del desarrollo del país por medio de decisiones de inversión adoptadas por un puñado de anónimos directores de la empresa, que justificadamente había sido apodada “el Pulpo”.

Las compañías de Bunge producían el 40 por ciento de la pintura del país –un producto estratégicamente importante-, y eran las más grandes abastecedoras de pintura a los fabricantes locales de vehículos norteamericanos e italianos. Las subsidiarias de Bunge elaboraban un tercio de los envases de lata argentinos y una quinta parte de los textiles. La empresa se diversificaba hacia los cultivos de verduras, frutas, soja, tomate y dominaba el comercio del algodón.

También habían formado sociedades y empresas conjuntas con compañías europeas, químicas y farmacéuticas, como Bayer y BASF, para elaborar químicos en Argentina. Sólo en sus fábricas industriales argentinas, Bunge contaba con 20 mil empleados y obreros. Eso sin mencionar sus negocios inmobiliarios, bancarios, madereros, mineros y turísticos. La acumulación de capital de Bunge durante el siglo XIX, en el que se dedicó al comercio de marfil, cueros, granos, yute y carne había hecho milagros, transformando al grupo en un glan conglomerado industrial en el siglo XX.

Luego del sonado secuestro, Bunge se refugió detrás de un muro de secreto aún más impenetrable. Los hermanos Born se enfrentaron cuando Jorge Born se asoció con Rodolfo Galimberti, uno de los comandantes montoneros que dirigió el secuestro.

En la década de 1990 Bunge & Born Argentina se integró formalmente al Grupo Bunge International Ltd. Pocos años después el grupo decidió a nivel global desvincularse de la industria alimenticia y concentrar su actividad en el mercado mundial de cereales. De ese modo Molinos fue vendida a Pérez Companc, y lo mismo sucedió con las demás empresas de industrialización alimentos que poseía, en un monto estimado en 3.000 millones de dólares.

La moraleja del caso es que las familias agroexportadoras que forman parte del establishment económico de un país no se llevan bien con los grupos radicalizados, menos aún cuando están vinculados a secuestradores.

Precisamente se señala a algunos exponentes de la izquierda aglutinada en torno al obispo Fernando Lugo, el presidente electo del Paraguay, como vinculados a los secuestros con fines extorsivos que han venido proliferando en Paraguay durante los últimos años. Pero al mismo tiempo, algunos fuertes empresarios del sector agroexportador aparecen como los principales financistas de su campaña.



Definitivamente, los traficantes de granos y los secuestradores constituyen una pésima combinación.



N0SPAM.Luis Agüero Wagner     http://www.quanta.net.py/userweb/apocalipsis

domingo, 25 de mayo de 2008

BUNGE, EL NUEVO ORDEN MUNDIAL Y LA EUGENESIA A TRAVES DEL OLIGOPOLIODE LOS ALIMENTOS

http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/cash/17-3495-2008-05-25.html

Domingo, 25 de mayo de 2008
NOTA DE TAPA

Especular con alimentos

La especulación con los precios de los alimentos condujo a una ola de hambre mundial. Grandes fondos de inversión trasladaron millonarias sumas a la plaza internacional de commodities cuando la burbuja inmobiliaria se pinchó. Los cereales se han convertido en un objeto más del juego financiero y entre marzo de 2007 y marzo de 2008, el trigo ha aumentado 130 por ciento, la soja 87, el arroz 74 y el maíz 53 por ciento.

 Por Wim Dierckxsens*
Frente a la crisis financiera e inmobiliaria, que estalló en Estados Unidos en agosto de 2007, los grandes fondos de inversión especulativos trasladaron millonarias sumas de dinero a la plaza internacional de commodities. Cuando la burbuja inmobiliaria se pinchó, los especuladores rehabilitaron un viejo paraíso: los mercados de cereales. Estos alimentos se han convertido en un objeto más del juego financiero, cuyos precios se modifican (y aumentan) por movimientos especulativos y no en función de los mercados locales o las necesidades de la población.
Según la FAO, entre marzo de 2007 y marzo 2008, el trigo ha aumentado 130 por ciento, la soja 87, el arroz 74 y el maíz subió 53 por ciento. El alza del precio de los alimentos se atribuye a una “tormenta perfecta” provocada por la mayor demanda de alimentos por parte de India y China, la disminución de la oferta a causa de sequías y otros problemas relacionados con el cambio climático, el incremento de los costos del combustible empleado para cultivar y transportar los alimentos, y la mayor demanda de biocombustibles, que ha desviado cultivos como el maíz para alimento hacia la producción de etanol. Poco y nada se habla de la especulación con el hambre.
En los últimos nueve meses de 2007, el volumen de capitales invertidos en los mercados agrícolas se quintuplicó en la Unión Europea y se multiplicó por siete en Estados Unidos, según precisa Domique Baillard en “Estalla el precio de los cereales”, en Le Monde Diplomatique, en la edición de mayo pasado. La especulación en torno a los alimentos básicos se transforma empuja los precios de los cereales y el azúcar hacia nuevos máximos, inalcanzables para una inmensa masa de población, que principalmente se encuentra en Asia, Africa y América latina.
Los recientes aumentos especulativos en los precios de los alimentos condujeron a una ola de hambre mundial que no tiene precedentes por su escala. La ausencia de medidas de regulación en esos mercados especulativos desencadena esta crisis. La volatilidad en los mercados alimentarios se debe sobre todo a la desregulación, la falta de control sobre los grandes agentes y la ausencia de la intervención estatal para estabilizar los mercados. En ese sentido, la disparada del crudo por encima de los 130 dólares en las últimas jornadas tiene su explicación exclusivamente en la especulación.
En el actual contexto, un congelamiento de la especulación en los mercados de alimentos de primera necesidad, tomado como una imperativa decisión política, contribuiría inmediatamente a bajar los precios de los alimentos. Nada impide hacerlo pero nada hace prever que se esté pensando en un cuidadoso conjunto de medidas en ese sentido. No lo que está proponiendo ni el Banco Mundial ni el Fondo Monetario Internacional.
La crisis alimentaria está ocurriendo mientras hay suficiente comida en el mundo para alimentar a la población global. El hambre no es la consecuencia de la escasez de alimentos sino al revés: en el pasado, los excedentes de alimentos en los países centrales fueron utilizados para desestabilizar las producciones de los países en desarrollo. Según la FAO, el mundo podría aún alimentar hasta 12 billones de personas en el futuro. La producción mundial de grano en 2007/2008 está estimada en 2108 millones de toneladas: un crecimiento de 4,7 por ciento comparado a la del 2006/2007. Esto supera bastante la media de crecimiento del 2,0 por ciento en la pasada década. Aunque la producción permanece a un nivel alto, los especuladores apuestan en la escasez esperada y elevan artificialmente los precios. De acuerdo con la FAO, el precio de los granos de primera necesidad se incrementó un 88 por ciento desde marzo de 2007.
Mientras los especuladores de gran escala se benefician de la crisis actual, la mayoría de los campesinos y agricultores no se benefician de los precios altos. La tierra se vuelve más cara. La especulación con la tierra agrícola va en aumento. Los desalojos a menudo forzados son la consecuencia. Los campesinos que se mantienen cultivan pero la cosecha a menudo ya está vendida al que presta el dinero, a la compañía de insumos agrícolas o directamente al comerciante o a la unidad de procesamiento. Aunque los precios que se pagan a los campesinos han subido para algunos cereales, ese aumento es muy poco comparado con los incrementos en el mercado mundial y a los ajustes que se han impuesto a los consumidores.
La especulación se aprovecha de la escasez relativa de los alimentos. Los vendedores mantienen sus reservas alejadas del mercado para estimular alzas de precio en el mercado nacional, creando enormes beneficios. Las multinacionales adquieren agresivamente enormes áreas de tierras agrícolas alrededor de las ciudades con fines especulativos, expulsando a los campesinos

LIBRE COMERCIO

Las reglas del juego cambiaron dramáticamente en 1995, cuando el acuerdo en la OMC sobre la agricultura entró en vigor. Las políticas neoliberales socavaron las producciones nacionales de alimentos, y obligaron a los campesinos a producir cultivos comerciales para compañías multinacionales y a comprar sus alimentos de las multinacionales en el mercado mundial. Los tratados de libre comercio han forzado a los países a “liberalizar” sus mercados agrícolas: reducir los aranceles a la importación. Al mismo tiempo, las multinacionales han seguido haciendo dumping con los excedentes en sus mercados, utilizando todas las formas de subsidios directos e indirectos a la exportación. El resultado fue que Egipto, el antiguo granero de trigo del Imperio Romano, se convirtió en el primer importador; Indonesia, una de las cunas del arroz, hoy importa arroz transgénico; y México, cuna de la cultura del maíz importa hoy maíz transgénico. Estados Unidos, la Unión Europea, Canadá y Australia son los mayores exportadores.
Por lo anterior, los países periféricos se han convertido en adictos a las importaciones de alimentos baratos. Y ahora que los precios se están disparando, el hambre está creciendo. Muchos países que hasta entonces producían suficiente comida para su propia alimentación fueron obligados a abrir sus mercados a productos agrícolas del extranjero. Al mismo tiempo, la mayoría de las regulaciones estatales sobre existencias de reserva, precios, producciones o control de las importaciones y exportaciones fueron desmanteladas gradualmente. Como resultado, las pequeñas explotaciones agrícolas y ganaderas de todo el mundo no han sido capaces de competir en el mercado mundial y muchos se arruinaron.
Las políticas neoliberales de las últimas décadas han expulsado a millones de personas de las áreas rurales hacia las ciudades donde la mayoría de ellos acaban en barrios pobres, con una vida muy precaria. De acuerdo con la FAO, en los países en vías de desarrollo la comida representa de 60 a 80 por ciento del gasto de loss consumidores. Un aumento brusco en los precios condena a grandes mayorías al hambre.
En todo el mundo están estallando disturbios por los precios de los alimentos. Ha habido protestas en Egipto, Camerún, Indonesia, Filipinas, Burkina Faso, Costa de Marfil, Mauritania y Senegal. Demostraciones similares, huelgas y enfrentamientos tuvieron lugar no sólo en la mayor parte del Africa sub-Sahariana sino también en Bolivia, Perú, México y sobre todo en Haití. El precio de los alimentos en Haití subió un promedio de más 40 por ciento en 2007, con los de primera necesidad como el arroz, duplicándose en una semana a fines de marzo de 2008. Los disturbios por el alza de los precios de los alimentos en Haití han dejado muertos y cientos de heridos, y condujeron a la destitución del primer ministro Jacques-Edouard Alexis. El Programa Mundial de Alimentos calificó la actual crisis alimentaria como un “tsunami silencioso” que sumirá en el hambre a otras 100 millones de personas.
Después de 14 años del Nafta (Tratado de Libre Comercio de Norte América) México enfrenta un grave problema con el alimento básico de su población, denominada la “crisis de la tortilla”. De ser un país exportador, México pasó a ser dependiente de la importación de maíz de Estados Unidos. Actualmente México importa el 30 por ciento de su consumo de maíz. Durante el último medio año, crecientes cantidades de maíz de los Estados Unidos fueron súbitamente derivadas a la producción de agrocombustibles. Las cantidades disponibles para los mercados mexicanos disminuyeron, provocando un aumento de precios y dejando al país con una situación de vulnerabilidad en su seguridad alimentaria.

PROTECCIONISMO NEOLIBERALISMO

Mientras estallan los disturbios por hambre en todo el mundo, dirigentes mundiales como Pascal Lamy (director general de la OMC), Dominique Strauss-Kahn, director del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, están alertando de los peligros del proteccionismo. Según Ki-Moon, “más comercio, no menos nos sacará del agujero en el que estamos”. Bajo las reglas del libre comercio, la protección de los alimentos se ha convertido en una palabra sucia. Cuanto contraste con la ayuda de miles de millones de dólares que reciben los grandes bancos y financieras para evitar su quiebra ante los juegos especulativos. El Banco Mundial y el FMI, así como algunos países centrales están ahora abogando por más importaciones, eliminando todos los aranceles para los países pobres importadores de alimentos y liberalizar más los mercados para que los países puedan mejorar sus ingresos mediante la exportación. Siguen promoviendo más acceso para sus multinacionales en la Ronda de Doha y condicionar el apoyo financiero extra a criterios políticos para aumentar la dependencia de esos países. Nada dicen sobre la necesidad de una mayor regulación y estabilización del mercado, ni mucho menos de la necesidad de la soberanía alimentaria.
Robert Zoellick, actualmente presidente del Banco Mundial, anuncia que los precios seguirán altos por varios años, y que es necesario fortalecer la “ayuda alimentaria” para gestionar la crisis. Zoellick, que pasó a ese cargo luego de ser jefe de negociaciones de Estados Unidos en la Organización Mundial de Comercio, sabe de lo que habla. Desde su puesto anterior hizo todo lo que pudo para romper la soberanía alimentaria de los países, en función de favorecer los intereses de las grandes trasnacionales de los agronegocios. Incluso ahora, la receta de la “ayuda alimentaria”, es otra vez un apoyo encubierto a esas compañías, que tradicionalmente son quienes venden al Programa Mundial de Alimentos los granos que “caritativamente” les entregan a los hambrientos, con la condición de que ellos mismos no produzcan los alimentos que necesitan.
Los grandes ganadores de la crisis alimentaria son también actores centrales en la promoción de los agrocombustibles: las trasnacionales que acaparan el comercio nacional e internacional de cereales, las empresas semilleras, los fabricantes de agrotóxicos. En estos dos últimos rubros son en muchos casos las mismas empresas: Monsanto, Bayer, Syngenta, Dupont, BASF y Dow. Estas seis empresas controlan el total de las semillas transgénicas en el mundo. Con la mayor casualidad del mundo, las semillas transgénicas y los agrotóxicos constituyen hoy la solución que proponen los poderosos a los nuevos problemas que ellas mismas han generado. Cargill, ADM, ConAgra, Bunge, Dreyfus dominan juntas más del 80 por ciento del comercio mundial de cereales.
El neoliberalismo ha permitido que los alimentos pasen a ser una mercancía más expuesta a la especulación y al juego del mercado.

SOBERANIA ALIMENTARIA

La actual crisis con los alimentos es el resultado directo de tres décadas de globalización neoliberal. En otras palabras, el mercado de valores no da de comer a los hambrientos. Detrás de los disturbios se encuentran los fracasos de los llamados acuerdos de libre comercio y de los acuerdos de préstamos de emergencia impuestos a los países pobres por las instituciones financieras como el Fondo Monetario Internacional.
Ante la gravedad de la crisis, la soberanía alimentaria y el derecho a la alimentación resulta la respuesta más evidente. En el ámbito internacional hay que tomar medidas para la estabilización. Deben establecerse reservas de seguridad internacionales así como un mecanismo de intervención para estabilizar los precios. Los países exportadores deben aceptar las normas internacionales que controlan las cantidades que pueden llevar al mercado. Los países deben tener la libertad de controlar las importaciones para poder fomentar y proteger la producción nacional de alimentos.
Jacques Diouf, secretario general de FAO, ha afirmado que los países en vías de desarrollo deben poder llegar a la autosuficiencia alimentaria. Urge una moratoria inmediata sobre los agrocombustibles para evitar un auténtico desastre. La soberanía alimentaria es un derecho inalienable de los pueblos. En cada país hay que establecer un sistema de intervención que pueda estabilizar los precios del mercado. Los gobiernos nacionales no deben repetir el error de promover que las grandes compañías agrícolas inviertan en unidades de producción masiva de alimentos.

MULTINACIONALES DE SEMILLAS, AGROQUIMICOS Y EXPORTADORAS

Ganadores del tsunami sile

Por Silvia Ribeiro*

Los precios de los alimentos siguen subiendo y en los países más vulnerables resultan en situaciones intolerables como hambrunas, a menudo combinadas con sequías o inundaciones, efectos perversos del cambio climático. Ante la gravedad de la crisis, caen máscaras y se vacían discursos, como la receta de los agrocombustibles y los supuestos beneficios del libre comercio y la agricultura de exportación.
Los grandes ganadores de la crisis alimentaria son las empresas semilleras y los fabricantes de agrotóxicos. En estos dos últimos rubros son las mismas empresas: a nivel global, Monsanto es la principal empresa de semillas comerciales y la quinta en agrotóxicos. Bayer es la primera en agrotóxicos y la séptima en semillas. Syngenta la segunda en agrotóxicos y la tercera en semillas, Dupont la segunda en semillas y la sexta en agrotóxicos. Junto a BASF y Dow (tercera y cuarta en agrotóxicos), estas seis empresas controlan el total de las semillas transgénicas en el mundo, que casualmente es la solución que proponen a los nuevos problemas, que ellas mismas han sido parte fundamental en provocar.
Cinco compañías dominan más del 80 por ciento del comercio mundial de cereales: Cargill, ADM, ConAgra, Bunge, Dreyfus. Todas han tenido ganancias absolutamente impúdicas, gracias a la escasez de alimentos, la promoción y subsidios a los agrocombustibles y el alza de los precios del petróleo (los agrotóxicos son petroquímicos). Un excelente informe de Grain da cuenta de estas ganancias: para el 2007, Cargill aumentó sus ganancias 36 por ciento; ADM, 67 por ciento; ConAgra, 30 por ciento; Bunge, 49 por ciento; Dreyfus, 77 por ciento, en el último trimestre de 2007. Monsanto obtuvo 44 por ciento más que en 2006 y Dupont-Pioneer 19 por ciento.
Pese a esta paliza global a toda la gente común, peor para los más desposeídos, las trasnacionales no se dan por satisfechas y van por más. Ahora preparan el próximo paso, monopolizando a través de patentes los caracteres genéticos que consideran útiles para hacer plantas resistentes a la sequía, salinidad y otros factores de estrés climático. Algunos gobiernos, como México, pretenden apagar el fuego con gasolina: en lugar de soberanía alimentaria y control campesino de las semillas e insumos, proponen transgénicos con aún más modificaciones y más riesgos, maíz transgénico para aumentar la contaminación y la dependencia, y que hasta los campesinos más pobres, con apoyos públicos, siembren agrocombustibles en lugar de comida.
* Holandés de origen, radicado en Costa Rica. Coordinador del Foro Mundial de Alternativas para América Latina, miembro de la junta directiva de la Sociedad Latinoamericana de Economistas Políticos.
Servicio Informativo Alai-amlatina.

* Investigadora del Grupo ETC.
Servicio Informativo Alai-amlatina.


sábado, 17 de mayo de 2008

YABRAN, LOS CAMPIANI, LEADGATE Y PLUNA

http://www.diarioperfil.com.ar/edimp/0260/articulo.php?art=7374&ed=0260

A 10 años del suicidio de don alfredo

Los Yabrán: mansiones, embargos y coletazos del Valijagate

El martes próximo, 20 de mayo, se cumplirá una década desde que Alfredo Enrique Nallib Yabrán decidió suicidarse en una estancia entrerriana para evitar ser detenido por el crimen de José Luis Cabezas. La actualidad de su imperio. Los pasos secretos de su familia. Los cabos sueltos del Caso Antonini. Y lo mejor de la cobertura del suicidio en PERFIL ’98.

Por Edi Zunino

Uruguay. La casa estilo 40 de la viuda de Yabrán

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Lo había olvidado. Se me refrescó la memoria releyendo una nota de Carlos Ulanovsky en la espectacular edición del jueves 21 de mayo de 1998 del “viejo” PERFIL. El encabezamiento de la columna, ilustrada con un inquietante primer plano de Alfredo Enrique Nallib Yabrán tomando un cafecito en vaso de plástico, decía así: “Un medio de comunicación nunca es un lugar tranquilo. Pero ayer, ante la noticia de la muerte del empresario telepostal, la tensión en las redacciones superó todos los récords. PERFIL consultó a varios periodistas sobre este hecho extraordinario. Las preguntas fueron: 1) ¿Cómo se enteró de la muerte de Yabrán? 2) ¿Qué fue lo primero que pensó y dijo?”. Lo había olvidado: estuve entre los periodistas consultados por Ulanovsky. Mis respuestas: 1) “Me enteré a las 14.40 viajando en un taxi, a través de lo que me informaba el enviado de Noticias”. 2) “Lo primero que le dije fue: ‘No puede ser’. Ya son las 7 de la tarde y todavía no lo puedo creer”. El resto de los argentinos parecía estar en la misma. Las encuestas de aquellas horas indicaban que sólo el 31% aceptaba la “hipótesis” del suicidio y el 22% creía, directamente, que Yabrán no estaba muerto.
Ahora son las 5 de la tarde del viernes 16 de mayo de 2008. Hace rato estoy seguro por completo de que Alfredo Yabrán se pegó un escopetazo en la boca hace ya casi 10 años. El resto de los argentinos, sin embargo, parece no pensar igual. Una encuesta de Perfil.com indica que un 69% cree (¿o prefiere creer, a fuerza de tremendos desengaños?) que Don Alfredo está vivo.
Por lo visto, 10 años sólo sirvieron, en este punto, para agrandar el mito. Una década en la que fenecieron también el menemismo y el post-menemismo aliancista con su 1 a 1 previo a una “goleada” histórica que no nos llevó puestos de milagro; apenas 3.650 días en los que hubo ya ocho presidentes, el último de los cuales es una mujer que sucedió a su marido porque todo andaba bárbaro y hoy debe administrar una próspera tranquilidad bastante escasa.
Y, sí: la Argentina es un país de no creer.
¿Pero qué quedó de aquel imperio sintetizado en la inocua denominación de Grupo Yabrán y amasado en las entretelas del Estado entre servicios de correos privados y públicos, depósitos fiscales aeroportuarios, aviones propios y un ejército de custodios bien entrenados durante la última dictadura militar?
Es decir: ¿están en las mejores manos, hoy, los aeropuertos, las aduanas y esa cantidad abrumadora de camionetas y carros blindados que surcan las calles y las rutas a toda hora y sin control?
¿Será cierto que “muerto el perro, se acabó la rabia”, como dicen que dijo Carlos Saúl Menem apenas se enteró de aquella demoledora novedad?

Viamonte 352. Digamos que entre el 5º y el 6º pisos de ese edificio estándar del Microcentro porteño empezó todo. Allá por 1995, Domingo Felipe Cavallo se valió de la enorme cantidad de empresas que habían fijado allí su sede legal para, atando ese y otros cabos, llegar a la conclusión de que el Grupo Yabrán era “una mafia enquistada en el poder”. Y allí se atrincheraron los pocos fieles del magnate que lo sobrevivieron y siguen administrando los negocios familiares, a saber:
- La agropecuaria Yabito SA (a Yabrán le encantaba jugar con su apellido al bautizar empresas), que volvió a cobrar actualidad en estos días de paro agropecuario: el líder de la protesta en Entre Ríos, Alfredo De Angeli, produce cereales en los campos de la familia del hombre que decidió quitarse la vida en la estancia San Ignacio, que es parte de la compañía administrada por su hermano Toto.
- La inmobiliaria Aylmer SA (otra vez las iniciales de Alfredo Yabrán en las dos primeras letras de la marca).
- Las aeronavales Inversiones Aeronáuticas SA, Servisios Aeronáuticos privados SA, Lanolec Inversiones SA y Royal Air SA. La última de las mencionadas volvió a ser noticia en agosto del año pasado, cuando en uno de sus Cessna Citation llegaron al país Guido Alejandro Antonini Wilson, su valija con US$ 800.000, tres funcionarios kirchneristas y cinco chavistas ligados a la petrolera PDVSA. Todos los venezolanos, para atravesar el control aduanero de Ezeiza, fijaron domicilio en Buenos Aires en Viamonte 352, o sea la sede de la aerolínea yabranista.
- Las financieras Karden SA y Walabi SA.
- Y la compañía de emprendimientos turísticos Tres Lagos SA, con negocios en San Martín de los Andes.
Todas estas sociedades anónimas son manejadas por los contadores históricos de Alfredo Yabrán: Francisco “Paco” Gázquez Molina y Oscar Roberto Javurek. Aunque el primero de ellos es más que un simple lleva números. Gázquez Molina, mano derecha de Don Alfredo desde que aquel era un don nadie, es el actual eje del grupo por mandato de la viuda del magnate, María Cristina Pérez, que junto a sus hijos se estableció en Montevideo. Hasta se llegó a especular con una relación íntima entre “Paco” y la viuda, pero no es un tema relevante para esta nota.
A tono con el estilo impuesto en vida por el jefe de la familia, en lo que queda del Grupo Yabrán cultivan el perfil bajo, detestan las fotos, jamás dan entrevistas y, ante cualquier consulta, remiten al interesado a ponerse en contacto con la consultora Brau Comunicaciones, donde nadie comunica nada, nunca.
En Viamonte 352, son una tumba. El jueves último, un cronista de PERFIL se dirigió hasta allí para dar con Gázquez, con Javurek o con quien figura como CEO de Royal Air SA, Fernando Zingoni. Tocó el portero eléctrico en el 5º B.
—Quisiera ubicar al señor Gázquez Molina, por favor.
—Toque en el 6º B, por favor –fue la primera respuesta recibida.
—Quisiera ubicar al señor Gázquez Molina, por favor, ¿lo ubico acá en el 6º?
–Sí, es acá. Pero no está, ¿tenía audiencia usted?
—No, soy del diario PERFIL y quería contactarme con él.
—El no está en el país, viajó al exterior y no regresa hasta la semana que viene.
—¿Y el señor Javurek?
—Tampoco está en el país, él también viajó.
—¿Y el señor Zingoni?
—También está fuera del país y vuelve en unos días.
El cronista volvió a la redacción convencido de que el Grupo Yabrán estaba atravesando por una circunstancial acefalía. Sin embargo, tras algunos llamados telefónicos se convenció de otra cosa: “Lo que pasa es que, cada vez que se acerca un 20 de mayo, la familia y los suyos toman todos los recaudos para no ser sorprendidos por periodistas. Saben que es una fecha en que se renueva el interés periodístico”.

Pueyrredón 1501. La emblemática e impactante fortaleza ubicada en los bajos de Acassuso está semivacía. Sólo la visitan jardineros y personal de mantenimiento. Eso sí: siguen firmes allí algunos de los históricos custodios de la familia, colegas y herederos de aquellos que, allá por 1992, echaron con tiros al aire a un equipo de reporteros de la revista Noticias.
“De la familia nunca viene nadie, para mí es como si no supiera de quién es esta casa. Tampoco vienen a verla para comprarla ni nada, sólo estamos nosotros y los jardineros”, le dijo a otro cronista de este diario el encargado de vigilar el portón principal de la residencia, ubicado en la esquina y siempre a la vista de una garita de vidrios polarizados, elevada sobre la muralla.
Cuando la familia de José Luis Cabezas trabó un pedido de embargo indemnizatorio contra los herederos de Alfredo Yabrán, la mansión fue tasada en US$ 14 millones. Fue en 2001. “Hicimos un embargo sobre la sucesión de Yabrán y sus familiares eligieron esa propiedad en sustitución. Adentro hay decenas de edificaciones, para la familia y para los empleados”, confirmó a PERFIL María Inés Cuesta, quien lleva adelante la demanda por daños y perjuicios junto a Alejandro Vecchi, abogado de la familia Cabezas.
Los Yabrán decidieron dejar librada al pasado la suerte de esa propiedad digna de Hollywood. Eligieron la discreta calma de la periferia montevideana.
Carrasco. Pocos se atreven a cuantificar la fortuna de los Yabrán. Los más conservadores hablan de “unos US$ 600 millones” y los más exagerados, de “más de US$ 2.000 millones”.
Las flamantes propiedades de Yabrán & Hijos en Montevideo delatan menos suntuosidad que el palacio de Acassuso, pero no menos poder adquisitivo.
Cuando está en Montevideo, Pablo Yabrán (39), el mayor de los herederos de Don Alfredo, y María Cristina Pérez, habitan la casona ubicada al 7000 de la calle San Sebastián, en el exclusivo barrio Manantiales de Carrasco. Fue el primero que construyó en la zona, junto a su esposa, María Paula Traverso, hija del conocido piloto de TC Juan María Traverso. Así lo confirmó ayer, sin ningún problema, uno de los tantos custodios que vigilan el lugar. la casa está híper observada: las cámaras de seguridad dominan toda la escena. La casa está inscripta a nombre de Grandalf SA (¿por “Gran Alfredo”?) y el teléfono no figura en guía. Los vecinos aseguran que “se lo ve poco y nada, porque, cuando está, entra y sale desde el portón automático en su camioneta de vidrios espejados”. Se trata de una Chevrolet Zafira CD. La ostentación dejó de ser un sello familiar. No así los gastos para protección personal: la residencia cuenta con reservas de oxígeno para soportar eventuales encierros durante días en una habitación con blindaje hermético y seis líneas de teléfono. En la misma manzana tiene su residencia montevideana Diego Forlán, el delantero de la selección uruguaya que brilla en el Atlético de Madrid.
También en la zona de Carrasco está ubicado un lujoso edificio de oficinas, cuya propiedad se adjudica a los Yabrán. Se trata de un espacioso búnker de concreto y cristales ubicado en la calle Rivera al 6300, de arquitectura futurista. Allí funcionan oficialmente 11 empresas, pero quienes trabajan allí se muestran poco propensos a dar información. Sólo se describen sus rubros de actividad como “laboratorios, arquitectura, computación, planificación fiscal, asesoramiento financiero global y asistencia legal nacional e internacional”. La respuesta preferida allí es: “Son sólo oficinas, ¿qué pretenden saber?”.
También en Carrasco, en la distinguida zona de las embajadas y a dos cuadras de la casa que tiene allí Héctor Colella –el ex CEO del correo OCA, quien fuera declarado su “heredero” por Alfredo Yabrán al suicidarse–, está la casa estilo años 40 refaccionada a nuevo por un arquitecto italiano. Pertenece a María Cristina Pérez, la viuda del señor de los correos. Son más de 1.000 metros cuadrados cubiertos, 12 habitaciones, gran piscina, gym y un viejo microcine convertido en casa de huéspedes. “Parece que está en venta, hay un señor italiano viviendo en la casa”, le dijo a PERFIL un vecino acaso desinformado de que ese “señor italiano” pertenecería al prestigioso Estudio Aiello, a cargo de las remodelaciones que están a punto de concluir. Los portales de la mansión, con sus columnas, escalinatas y jardines, son majestuosos.
El más visible de los Yabrán, en Montevideo, es Mariano (36). Suele ser visto en las oficinas de Carrasco y en otras que posee el grupo en los edificios del Puerto del Buceo. Mariano es abogado, y dio estrictas órdenes de “silencio y defensa de la privacidad” a los empleados de sus oficinas.
Mariano es quien sigue de cerca la evolución de las empresas familiares, en contacto regular con Francisco “Paco” Gázquez Molina, quien se comprometió ante Don Alfredo, en vida y a pedido de aquél, a actuar “como un padre” si algo llegara a ocurrirle, en medio de los problemas judiciales por el Caso Cabezas y, acaso, ya decidido a quitarse la vida en cuanto se librara una orden de captura en su contra. Y “Paco”, por lo que puede saberse pese al cerco blindado en que se mantiene a la familia, cumplió con creces. Sus viajes a Montevideo son frecuentes.
En Jardines de Carrasco, una de las zonas más paquetas de la capital uruguaya, vive en familia Melina Yabrán (31), la más chica y verdadero desvelo del magnate que, hace diez años, decidió escapar por arriba del laberinto político-policial en que se había metido, antes de someter a los suyos –y a Melina, sobre todo– a la vergüenza de exhibirse esposado por cadena nacional.
La casa de Melina pertenecía a un reconocido arquitecto uruguayo, y ella quedó tan encantada cuando fue a visitarlo para encargarle su propia obra, que hizo lo imposible para comprársela.
Pese a los esfuerzos de los Yabrán por mantenerse fuera del qué dirán y, sobre todo, del alcance de enventuales delincuentes comunes o, quizás, enemigos con poder de daño, les cuesta pasar desapercibidos. Ya no abordan lujosos Volvo o Porsche, pero es tan cinematográfico el movimiento que generan cada vez que llegan a sus propiedades o salen de ellas, que hasta en las embajadas vecinas perciben el despliegue como “un verdadero exceso de notoriedad”.
De todos modos, nadie en Montevideo tiene motivos para prestarles demasiada atención. Salvo, claro, cuando los negocios vinculados a la familia cobran notoriedad pública.

Valija. La última vez que algo así sucedió fue entre agosto y fines del año pasado.
En pleno escándalo del Valijagate, donde un avión de los suyos volvió a cobrar una incómoda notoriedad, cayó preso en Miami el uruguayo Rodolfo Wanseele Pacielo, quien acaba de declararse culpable y dispuesto a colaborar con la Justicia de los Estados Unidos. En el pobre currículun vítae de Wanseele figuraba su relación laboral con la firma OCASA, el correo privado que, por el clásico color de las camionetas, logró que allá por los inicios de los 90 se conociera a Alfredo Yabrán como “el Amarillo” en los pasillos de la Casa Rosada. OCASA tiene sede central en Buenos Aires, y sedes en Montevideo y Miami.
En medio del escándalo, PERFIL mantuvo una conversación telefónica al respecto, e inédita hasta hoy, con Ricardo Dumanjó, actual presidente y accionista de OCASA. Como portador del mismo patrón de ADN que el viejo propietario de la compañía, dijo Dumanjó: “No es mala voluntad, no trato de esquivar ninguna pregunta, pero no le puedo dar información sobre esa persona porque nos hicimos cargo de la empresa en 2003, hasta entonces OCASA estaba a cargo del Exxel Group. Nosotros no tenemos nada que ver”.
—Pero la empresa debe tener archivos...
—No descarto que haya trabajado en aquella época. Lo que sí le puedo garantizar es que, cuando nos hicimos cargo de la empresa, esa persona no estaba en la nómina de empleados.
—¿Entonces no habría que alarmarse por esta relación con el Valijagate, ni porque todo haya ocurrido a bordo de un avión de Royal Air ni porque los invocrados en Miami hayan consultado al penalista Guillermo Ledesma, que fue el defensor de Yabrán en el Caso Cabezas?
—Algunas son cuestiones muy subjetivas. Lo de Ledesma, por ejemplo, si bien pudo haber representado a Yabrán, como cualquier abogado importante puede tener una cantidad infinita de clientes. Pero le aclaro: Ledesma no trabaja para nosotros.
El hermano de Wanseele, Horacio, quien vive en México, confirmó a este diario el viejo empleo del hoy preso Rodolfo, en el área informática de OCASA, hasta 1999.
¿Torpezas del destino? ¿mala suerte? ¿O rebrotes de “hidrofobia”, 10 años después?

sábado, 10 de mayo de 2008

EL CASO BUNGE & BORN, HIRSCH Y LOS BELGAS DE AMBERES

Historias de otra Argentina: El caso Bunge & Born, Hirsch y los belgas de Amberes


Pioneros de la Industria Argentina' es un texto (El Ateneo) autoría de la antropóloga, economista y administradora de empresas María Susana Azzi y del docente especializado en Conducción Educativa, Ricardo De Titto, que permite conocer las historias de quienes crearon la industria local (los Noel, Magnasco, Bemberg, Di Tella, Pagani, Rocca, etc.). Aqui algunos fragmentos de Bunge y Born, texto al que se puede criticársele que no explica por qué los accionistas tomaron la decisión de liquidar sus activos argentinos y porqué Arcor creció más que Molinos, que Bunge terminó vendiendo a Perez Companc, pero también es cierto que el objetivo del texto intenta rescatar las biografías de los hacedores antes que sus decisiones estratégicas de estos tiempos.
POR MARÍA SUSANA AZZI y RICARDO DE TITTO | 10/05/2008 | 12:05


Alfredo Hirsch.








CIUDAD DE BUENOS AIRES (edición i).

10 postales del grupo Bunge & Born.

1. Los Bunge llegaron al continente europeo desde la isla de Gotland, Suecia, a principios de 1600, cuando el rey Gustavo extendía su poderío militar hacia Estonia y Dinamarca. La familia se dividió en tres ramas: los Bunge de Alemania fueron intelectuales, sacerdotes y empleados públicos; los Bunge de Rusia fueron juristas y eruditos; los Bunge de Holanda fueron comerciantes. En 1750, en Amsterdam, la capital de los Países Bajos, la familia Bunge había iniciado el negocio de intercambio de cueros, especies y caucho provenientes de las colonias holandesas de ultramar.
Peter Gottlieb Bunge, nacieo en 1771 en Remscheid, Alemania, fundó en 1818 Bunge & Co., una empresa de importación y exportación, hoy la compañía de granos más antigua del mundo. La firma se estableció en Amsterdam, magnífico puerto donde convergen los canales del lago que albergan noventa islas. Peter G. murió en la capital holandea en 1865, cuando sus negocios prosperaban y se habían extendido hacia distintas partes del orbe. Después de un siglo de variados emprendimientos rentables, en 1850 Carl Gustav Bunge mudó su negocio familiar a Amberes, Bélgica.
Dos Bunge establecieron una monarquía comercial en ambos lados del océano Atlántico. Edouard Bunge, amigo del rey Leopoldo II de Bélgica y su socio comercial, permaneció en Amberes. Administraba los negocios en las regiones productoras de marfil y caucho en el Estado Libre del Congo, establecido por el rey en 1885 como colonia personal. Según Dan Morgan, autor de Los Traficantes de Granos, el papel de Edouard en esa zona del mundo es sombrío. Edouard desarrolló en el norte de Europa la compañía que se convertiría en una de las firmas líderes en el negocio de los commodities (materias primas). Ernest Anton Bunge, hijo del ya mencionado Carl G. Bunge, emigró a la Argentina en 1876 y avizoró un futuro por demás promisorio.
Sin embargo, fue el tercero de los Bunge en recalar en el Río de la Plata. Antes, en 1804, había llegado el comerciante Carl August Bunge, también nacido en Remscheid, fundador de la firma Bunge, Hütz y Cía., que representaba -entre otras- a la que fundó su tío Peter Gottlieb Bunge. Su hermano Heinrich August Hugo continuó sus pasos y fue el segundo Bunge en llegar a la Argentina, en 1840. Carl August lo hizo venir para que lo ayudara con Bunge, Bornefeld y Cía., firma que operó con ese nombre hasta 1858, cuando se convirtió en Altgelt, Ferber & Cía. Para entonces, Heinrich estaba a cargo de las operaciones familiares después de la repentina muerte de su hermano Carl, en 1849.
2. Domingo Faustino Sarmiento señaló, siendo presidente de la Nación, en su mensaje al Congreso de 1870, la importancia de producir trigo a bajo costo, para poder exportarlo y competir con otros países productores. Desde entonces, transcurrieron algunos años sin modificaciones visibles hasta que, en 1876, comenzaron las exportaciones regulares de trigo. Justamente para esa fecha llegó al país Ernesto Bunge quien, como miembro de una familia belga de emprendedores comerciantes, no tardó en advertir las posibilidades de evolución que ofrecía la Argentina.
Con sus ideas entusiasmó a su pariente Jorge Born y, al cabo de unso años, constituyeron la sociedad comercial que, con el tiempo, se transformó en uno de los complejos industriales más importantes de América.
La inscripción de la sociedad colectiva Ernesto A. Bunge y J. Born en el Registro de Comercio tiene fecha del 1º de julio de 1884. Se proponían ampliar los negocios ya iniciados en Europa y África y se dedicaron fundamentalmente a la exportación de cereales. En la década de los '20, la firma se transformó en la principal exportadora de cereales, logrando en 1931 el récord de embarques para una sola empresa.
En 1897 ingresaron en Bunge & Born dos personalidades que dejarían una huella imborrable: Alfredo Hirsch, que le imprimiría al grupo un sesgo manufacturero y habría de ser presidente de la empresa durante tres décadas; y su gran colaborador, Jorge Oster, que integró el directorio durante muchos años, promoviendo el desarrollo y la consolidación del comercio de cereales. Alfredo Hirsch introdujo una verticalización del negocio cerealero y oleaginoso.
Tradicional sede de Bunge & Born, en L. N. Alem esquina Lavalle, de Ciudad de Buenos Aires.

3. Las actividades industriales de Bunge & Born comenzaron en 1899 con la producción de envases de hojalata y, en 1902, con la creación de Molinos Río de la Plata. Ambas iniciativas respondieron al crecimiento agrícola y poblacional del país para abastecer la demanda interna y externa de alimentos, tales como harina, aceites, arroz, yerba y otros productos. La actividad molinera se expandió también hacia el interior del país: Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos, Santa Fe, Mendoza y San Juan, además de localidades vecinas a la capital federal.
4. En 1904, la Société Belge de Minoteris et d'Élévateurs à Grains, una iniciativa del grupo industrial Bunge, construyó en Buenos Aires uno de los mayores contenedores de granos del mundo: el silo Bunge & born, el más importante de Latinoamérica y uno de los más significativos del mundo (por sus valores históricos, estéticos, arquitectónicos y estructurales), estudiado en los libros de los maestros de la arquitectura moderna como Walter Gropius y Le Corbusier. Fue demolido en 1998 por las autoridades de Ciudad de Buenos Aires y de la Corporación Puerto Madero como parte del proyecto de reciclaje del área.
La Armement Deppe -creada en 1864 en colaboración con el grupo Bunge-, que transportaba importantes cantidade de grano argentino a Amberes, formó la Compagnie Royale Belgo-Argentine, que instauró un servicio de carácter quincenal y más tarde semanal, entre Amberes, el Brasil y el Río de la Plata. Los buques hacían escala en los puertos de Montevideo y Buenos Aires, y en otros más secundarios del río Paraná, como Rosario y San Nicolás de los Arroyos. La Compagnie Royale Belgo-Argentine comenzó de inmediato con la formación de una flota mixed cargo. El grupo Bunge & Born aseguraba el quick dispatch de las naves en los puertos del Río de la Plata.
5. La 1ra. Gran Guerra generó serias dificultades al grupo, porque contaba con capitales alemanes. La desconfianza existente entre los aliados y los alemanes motivó a que estos últimos embargaran la sociedad matriz en 1918. Como consecuencia, a mediados de la década de 1920 el grupo diversificó aún más sus intereses y llegó a controlar el 30% de las exportaciones totales de la Argentina.
Bunge & Born emprendió nuevos proyectos. Hacia 1924 dio un gran impulso a las actividades algodoneras, que abarcó desde la entrega de semillas a los agricultores hasta la financiación de desmotadoras particulares. Poco después, en 1926, radicó una fábrica de aceites en Resistencia, Chaco.
El algodón dio origen a dos actividades industriales nuevas en el grupo: la aceitera, desarrollada por Molinos y, poco después, la textil, que tuvo a su cargo Grafa, una de las primeras en realizar el proceso industrial íntegro con materias primas nacionales.
6. Mucho se ha hablado en la historia argentina sobre la conexión de la Argentina con Gran Bretaña, pero muy poco sobre la conexión con capitales belgas, con los cuales contaban Bemberg, Bunge & Born, Ernesto Tornquist, Bracht. Amberes fue la gran capital colonial en una época. A finales del siglo 19 y principios del siglo 20, la ciudad se destacó por la importación de granos y metales y la exportación de maquinaria, derivados textiles, diversas manufacturas y una pujante industria caracterizada por la talla diamantes y los astilleros.
Durante la ola inmigratoria hacia la Argentina, vinieron desde Bélgica varias familias con pequeños capitales; otros fueron socios financieros de belgas que vivían en Europa pero compraron campos en el país y se dedicaron a la explotación agropecuaria o a derivados industriales.
7. Nadie mejor para reconstruir el perfil de Alfredo Hirsch que Octavio Caraballo, su único nieto varón que también ocupó puestos directivos en el consorcio Bunge & Born; lo describe de la siguiente manera: "Cuando mi abuelo vino a la Argentina, trabajó con Adolfo Tewes, porque era especialista en café, era un gran cafetero. Luego ingresó en Bunge. Debo subrayar que estas compañías cerealeras eran compañías muy estructuradas y diseñadas en un gran secreto. Seguramente dede que fue fundada la Bunge europea en el siglo 18, ya que Bunge & Born fue un branch de la Bunge europea. Pero la compañía madre, que estaba en Amberes, era una compañía europea, en la que, desde el principio, fueron muy sigilosos. Eran todas proveedoras de comida: alimentos para las coronas, para los países pobres, para los países ricos. El secreto era un tema estratégico. Todos se acostumbraron a una forma de ser muy cerrada. Mi abuelo estaba dentro de estos parámetros. Yo fui criado en un muro de secretismo total. Nada se podía preguntar, nada se podía decir".
Esta forma discreta de conducirse, según parece, se intensificaba cuando las personas eran de religión judía. Las campañas difamatorias y las persecuciones -como los progromos en Rusia, el famoso 'caso Dreyfus' en Francia- estaban, hacia finales del siglo 19, a la orden del día. Al respecto, cuenta Caraballo, "mucha de esta gente que venía de Alemania, los judíos, querían cortar con su pasado y abrazar una nueva vida. Es común no encontrar nada sobre su judaismo. Fue el caso de mi abuelo. Para él, la Argentina fue su religión. Antes de fallecer, le administraron los sacramentos de la Iglesia Católica. Pero él fue ateo".
8. Jorge Oster nació en Neuss, el 13 de junio de 1879. quedó huérfano siendo muy pequeño, realizó sus estudios en una escuela de comercio de Amberes y luego de haberse desempeñado durante un corto período en las oficinas de la empresa en Amberes, en 1897 ingresó en la firma Bunge & Born, en Buenos Aires. Tenía 18 años y, para su sorpresa, había sido seleccionado para el puesto para el que se solicitaba personal altamente capacitado. Cuando llegó aquí, don Alfredo Hirsch solía preguntar: "¿pero quién es este bebé que me mandan?", chanza que permaneció en la tradición oral entre la gente de Bunge.
Dos años más tarde, Oster asumió funcione ejecutivas junto a don Alfredo, que, en realidad, era apenas siete años mayor que él. La carrera de Oster fue en ascenso a partir de entonces. Ocupó los cargos más destacados en la organización: entre 1920 y 1949 integró el directorio, del que se alejó luego de haber ocupado su vicepresidencia durante más de dos décadas, entre 1928 y 1949.
Poco tiempo después de su llegada al país, se hizo ciudadano argentino. Paralelamente a su actividad comercial, fundó e impulsó importantes establecimientos agropecuarios. Fue presidente del Centrl de Exportadores de Cereales, miembro del directorio del Mercado de Cereales a Término y consejero de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires.
9. Entre 1993 y 1995 se tomaron medidas drásticas para optimizar el funcionamiento de la compañía. Ángel Perversi relata ese proceso: "Cuando ingresé a Bunge, encontré una empresa terriblemente burocrática. No fue solo el secuestro. Bunge dejó de manejarse en forma gerencial, con la excepción de Octavio (Caraballo) y algunos otros, y varios de los accionistas que comprendieron que, si no se hacía la cirugía, Bunge corría peligro. Pero las unidades eran muy burocratizadas, estaban muy aisladas, no tenían en mente conceptos de competitividad y calidad. Probamos en una cantidad de compañías de Bunge; ni bien agregábamos valor, la situación se revertía. De deficitarias, pasaban a ser rentables, y vendibles".
10. "Bunge fue apasionante desde el punto de vista económico financiero. Fue doloroso, pero no nos equivocamos. bunge sigue siendo importante en materia sojera. El éxito nuestro fue no solo limpiar una deuda, sino haber dejado algo para poder crecer. Y nada se realizó con costos humanos. Incluso en Grafa, que la daban por perdida, la gente no perdió su trabajo. En Centenera, la gente también conservó su trabajo. Ahí sí, todos los accionistas ayudaron. A lo mejor no estaban del todo capacitados para llevar adelante las cosas, pero sí para proteger a la gente. Eso les importaba, y muchísimo"

BUNGE, HIRSCH, LEOPOLDO II Y LA EXTERMINACION DE 10 MILLONES DE NATIVOS EN EL CONGO

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Historias de otra Argentina: El caso Bunge & Born, Hirsch y los belgas de Amberes

Pioneros de la Industria Argentina' es un texto (El Ateneo) autoría de la antropóloga, economista y administradora de empresas María Susana Azzi y del docente especializado en Conducción Educativa, Ricardo De Titto, que permite conocer las historias de quienes crearon la industria local (los Noel, Magnasco, Bemberg, Di Tella, Pagani, Rocca, etc.). Aqui algunos fragmentos de Bunge y Born, texto al que se puede criticársele que no explica por qué los accionistas tomaron la decisión de liquidar sus activos argentinos y porqué Arcor creció más que Molinos, que Bunge terminó vendiendo a Perez Companc, pero también es cierto que el objetivo del texto intenta rescatar las biografías de los hacedores antes que sus decisiones estratégicas de estos tiempos.


POR MARÍA SUSANA AZZI y RICARDO DE TITTO 10/05/2008 12:05


Alfredo Hirsch.


CIUDAD DE BUENOS AIRES (edición i). 10 postales del grupo Bunge & Born.

1. Los Bunge llegaron al continente europeo desde la isla de Gotland, Suecia, a principios de 1600, cuando el rey Gustavo extendía su poderío militar hacia Estonia y Dinamarca. La familia se dividió en tres ramas: los Bunge de Alemania fueron intelectuales, sacerdotes y empleados públicos; los Bunge de Rusia fueron juristas y eruditos; los Bunge de Holanda fueron comerciantes. En 1750, en Amsterdam, la capital de los Países Bajos, la familia Bunge había iniciado el negocio de intercambio de cueros, especies y caucho provenientes de las colonias holandesas de ultramar.
Peter Gottlieb Bunge, nacieo en 1771 en Remscheid, Alemania, fundó en 1818 Bunge & Co., una empresa de importación y exportación, hoy la compañía de granos más antigua del mundo. La firma se estableció en Amsterdam, magnífico puerto donde convergen los canales del lago que albergan noventa islas. Peter G. murió en la capital holandea en 1865, cuando sus negocios prosperaban y se habían extendido hacia distintas partes del orbe. Después de un siglo de variados emprendimientos rentables, en 1850 Carl Gustav Bunge mudó su negocio familiar a Amberes, Bélgica.
Dos Bunge establecieron una monarquía comercial en ambos lados del océano Atlántico. Edouard Bunge, amigo del rey Leopoldo II de Bélgica y su socio comercial, permaneció en Amberes. Administraba los negocios en las regiones productoras de marfil y caucho en el Estado Libre del Congo, establecido por el rey en 1885 como colonia personal. Según Dan Morgan, autor de Los Traficantes de Granos, el papel de Edouard en esa zona del mundo es sombrío. Edouard desarrolló en el norte de Europa la compañía que se convertiría en una de las firmas líderes en el negocio de los commodities (materias primas). Ernest Anton Bunge, hijo del ya mencionado Carl G. Bunge, emigró a la Argentina en 1876 y avizoró un futuro por demás promisorio.
Sin embargo, fue el tercero de los Bunge en recalar en el Río de la Plata. Antes, en 1804, había llegado el comerciante Carl August Bunge, también nacido en Remscheid, fundador de la firma Bunge, Hütz y Cía., que representaba -entre otras- a la que fundó su tío Peter Gottlieb Bunge. Su hermano Heinrich August Hugo continuó sus pasos y fue el segundo Bunge en llegar a la Argentina, en 1840. Carl August lo hizo venir para que lo ayudara con Bunge, Bornefeld y Cía., firma que operó con ese nombre hasta 1858, cuando se convirtió en Altgelt, Ferber & Cía. Para entonces, Heinrich estaba a cargo de las operaciones familiares después de la repentina muerte de su hermano Carl, en 1849.

2. Domingo Faustino Sarmiento señaló, siendo presidente de la Nación, en su mensaje al Congreso de 1870, la importancia de producir trigo a bajo costo, para poder exportarlo y competir con otros países productores. Desde entonces, transcurrieron algunos años sin modificaciones visibles hasta que, en 1876, comenzaron las exportaciones regulares de trigo. Justamente para esa fecha llegó al país Ernesto Bunge quien, como miembro de una familia belga de emprendedores comerciantes, no tardó en advertir las posibilidades de evolución que ofrecía la Argentina.
Con sus ideas entusiasmó a su pariente Jorge Born y, al cabo de unso años, constituyeron la sociedad comercial que, con el tiempo, se transformó en uno de los complejos industriales más importantes de América.

La inscripción de la sociedad colectiva Ernesto A. Bunge y J. Born en el Registro de Comercio tiene fecha del 1º de julio de 1884. Se proponían ampliar los negocios ya iniciados en Europa y África y se dedicaron fundamentalmente a la exportación de cereales. En la década de los '20, la firma se transformó en la principal exportadora de cereales, logrando en 1931 el récord de embarques para una sola empresa.
En 1897 ingresaron en Bunge & Born dos personalidades que dejarían una huella imborrable: Alfredo Hirsch, que le imprimiría al grupo un sesgo manufacturero y habría de ser presidente de la empresa durante tres décadas; y su gran colaborador, Jorge Oster, que integró el directorio durante muchos años, promoviendo el desarrollo y la consolidación del comercio de cereales. Alfredo Hirsch introdujo una verticalización del negocio cerealero y oleaginoso.

3. Las actividades industriales de Bunge & Born comenzaron en 1899 con la producción de envases de hojalata y, en 1902, con la creación de Molinos Río de la Plata. Ambas iniciativas respondieron al crecimiento agrícola y poblacional del país para abastecer la demanda interna y externa de alimentos, tales como harina, aceites, arroz, yerba y otros productos. La actividad molinera se expandió también hacia el interior del país: Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos, Santa Fe, Mendoza y San Juan, además de localidades vecinas a la capital federal.
4. En 1904, la Société Belge de Minoteris et d'Élévateurs à Grains, una iniciativa del grupo industrial Bunge, construyó en Buenos Aires uno de los mayores contenedores de granos del mundo: el silo Bunge & born, el más importante de Latinoamérica y uno de los más significativos del mundo (por sus valores históricos, estéticos, arquitectónicos y estructurales), estudiado en los libros de los maestros de la arquitectura moderna como Walter Gropius y Le Corbusier. Fue demolido en 1998 por las autoridades de Ciudad de Buenos Aires y de la Corporación Puerto Madero como parte del proyecto de reciclaje del área.
La Armement Deppe -creada en 1864 en colaboración con el grupo Bunge-, que transportaba importantes cantidade de grano argentino a Amberes, formó la Compagnie Royale Belgo-Argentine, que instauró un servicio de carácter quincenal y más tarde semanal, entre Amberes, el Brasil y el Río de la Plata. Los buques hacían escala en los puertos de Montevideo y Buenos Aires, y en otros más secundarios del río Paraná, como Rosario y San Nicolás de los Arroyos. La Compagnie Royale Belgo-Argentine comenzó de inmediato con la formación de una flota mixed cargo. El grupo Bunge & Born aseguraba el quick dispatch de las naves en los puertos del Río de la Plata.
5. La 1ra. Gran Guerra generó serias dificultades al grupo, porque contaba con capitales alemanes. La desconfianza existente entre los aliados y los alemanes motivó a que estos últimos embargaran la sociedad matriz en 1918. Como consecuencia, a mediados de la década de 1920 el grupo diversificó aún más sus intereses y llegó a controlar el 30% de las exportaciones totales de la Argentina.
Bunge & Born emprendió nuevos proyectos. Hacia 1924 dio un gran impulso a las actividades algodoneras, que abarcó desde la entrega de semillas a los agricultores hasta la financiación de desmotadoras particulares. Poco después, en 1926, radicó una fábrica de aceites en Resistencia, Chaco.
El algodón dio origen a dos actividades industriales nuevas en el grupo: la aceitera, desarrollada por Molinos y, poco después, la textil, que tuvo a su cargo Grafa, una de las primeras en realizar el proceso industrial íntegro con materias primas nacionales.
6. Mucho se ha hablado en la historia argentina sobre la conexión de la Argentina con Gran Bretaña, pero muy poco sobre la conexión con capitales belgas, con los cuales contaban Bemberg, Bunge & Born, Ernesto Tornquist, Bracht. Amberes fue la gran capital colonial en una época. A finales del siglo 19 y principios del siglo 20, la ciudad se destacó por la importación de granos y metales y la exportación de maquinaria, derivados textiles, diversas manufacturas y una pujante industria caracterizada por la talla diamantes y los astilleros.
Durante la ola inmigratoria hacia la Argentina, vinieron desde Bélgica varias familias con pequeños capitales; otros fueron socios financieros de belgas que vivían en Europa pero compraron campos en el país y se dedicaron a la explotación agropecuaria o a derivados industriales.

7. Nadie mejor para reconstruir el perfil de Alfredo Hirsch que Octavio Caraballo, su único nieto varón que también ocupó puestos directivos en el consorcio Bunge & Born; lo describe de la siguiente manera: "Cuando mi abuelo vino a la Argentina, trabajó con Adolfo Tewes, porque era especialista en café, era un gran cafetero. Luego ingresó en Bunge. Debo subrayar que estas compañías cerealeras eran compañías muy estructuradas y diseñadas en un gran secreto. Seguramente dede que fue fundada la Bunge europea en el siglo 18, ya que Bunge & Born fue un branch de la Bunge europea. Pero la compañía madre, que estaba en Amberes, era una compañía europea, en la que, desde el principio, fueron muy sigilosos. Eran todas proveedoras de comida: alimentos para las coronas, para los países pobres, para los países ricos. El secreto era un tema estratégico. Todos se acostumbraron a una forma de ser muy cerrada. Mi abuelo estaba dentro de estos parámetros. Yo fui criado en un muro de secretismo total. Nada se podía preguntar, nada se podía decir".
Esta forma discreta de conducirse, según parece, se intensificaba cuando las personas eran de religión judía. Las campañas difamatorias y las persecuciones -como los progromos en Rusia, el famoso 'caso Dreyfus' en Francia- estaban, hacia finales del siglo 19, a la orden del día. Al respecto, cuenta Caraballo, "mucha de esta gente que venía de Alemania, los judíos, querían cortar con su pasado y abrazar una nueva vida. Es común no encontrar nada sobre su judaismo. Fue el caso de mi abuelo. Para él, la Argentina fue su religión. Antes de fallecer, le administraron los sacramentos de la Iglesia Católica. Pero él fue ateo".

8. Jorge Oster nació en Neuss, el 13 de junio de 1879. quedó huérfano siendo muy pequeño, realizó sus estudios en una escuela de comercio de Amberes y luego de haberse desempeñado durante un corto período en las oficinas de la empresa en Amberes, en 1897 ingresó en la firma Bunge & Born, en Buenos Aires. Tenía 18 años y, para su sorpresa, había sido seleccionado para el puesto para el que se solicitaba personal altamente capacitado. Cuando llegó aquí, don Alfredo Hirsch solía preguntar: "¿pero quién es este bebé que me mandan?", chanza que permaneció en la tradición oral entre la gente de Bunge.
Dos años más tarde, Oster asumió funcione ejecutivas junto a don Alfredo, que, en realidad, era apenas siete años mayor que él. La carrera de Oster fue en ascenso a partir de entonces. Ocupó los cargos más destacados en la organización: entre 1920 y 1949 integró el directorio, del que se alejó luego de haber ocupado su vicepresidencia durante más de dos décadas, entre 1928 y 1949.
Poco tiempo después de su llegada al país, se hizo ciudadano argentino. Paralelamente a su actividad comercial, fundó e impulsó importantes establecimientos agropecuarios. Fue presidente del Centrl de Exportadores de Cereales, miembro del directorio del Mercado de Cereales a Término y consejero de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires.

9. Entre 1993 y 1995 se tomaron medidas drásticas para optimizar el funcionamiento de la compañía. Ángel Perversi relata ese proceso: "Cuando ingresé a Bunge, encontré una empresa terriblemente burocrática. No fue solo el secuestro. Bunge dejó de manejarse en forma gerencial, con la excepción de Octavio (Caraballo) y algunos otros, y varios de los accionistas que comprendieron que, si no se hacía la cirugía, Bunge corría peligro. Pero las unidades eran muy burocratizadas, estaban muy aisladas, no tenían en mente conceptos de competitividad y calidad. Probamos en una cantidad de compañías de Bunge; ni bien agregábamos valor, la situación se revertía. De deficitarias, pasaban a ser rentables, y vendibles".

10. "Bunge fue apasionante desde el punto de vista económico financiero. Fue doloroso, pero no nos equivocamos. bunge sigue siendo importante en materia sojera. El éxito nuestro fue no solo limpiar una deuda, sino haber dejado algo para poder crecer. Y nada se realizó con costos humanos. Incluso en Grafa, que la daban por perdida, la gente no perdió su trabajo. En Centenera, la gente también conservó su trabajo. Ahí sí, todos los accionistas ayudaron. A lo mejor no estaban del todo capacitados para llevar adelante las cosas, pero sí para proteger a la gente. Eso les importaba, y muchísimo"


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